sábado, 18 de julio de 2009

INTRODUCCIÓN por María Alicia Demársico

Tribus urbanas

Este nombre genérico se ha dado a los grupos de jóvenes que se reúnen con objetivos comunes, sin embargo los hay muy diferentes: según consumos comerciales, con una misma postura ante la vida, o por el accionar delictivo.

Estudios realizados demuestran que las tribus urbanas se pueden clasificar en grupos de riesgo para la sociedad o en grupos inofensivos que nada más siguen una moda.

Dentro de los grupos de riesgo están las bandas o patotas fanáticas del fútbol (barras bravas) , también hay fans musicales que ejercen la violencia (bailanteros) y hay patotas barriales que asolan por la noche la zona en la que se radican.

Indudablemente estas situaciones críticas se producen a partir de un empobrecimiento de la vida social abonado por las condiciones económicas difíciles. El joven que se siente abandonado en el hogar y padece soledad, aburrimiento y desorientación es proclive a entrar en estos grupos de riesgo.

¿Por qué pertenecer a un grupo de riesgo?

Quienes han estudiado este fenómeno explican que el joven en condiciones marginales o de abandono busca en la banda o patota el cobijo que no le da la familia. Esto le permite gozar de una posición dentro del grupo y fantasear con el éxito, aún en hechos reprobables. En estas bandas noctámbulas uno de los rasgos distintivos es el graffiti. No es raro ver por la mañana fachadas con pintadas de aerosol , algunos graffiti son obra de verdaderos artistas y aparecen en lugares de muy difícil acceso : en puentes o a la vera de las vías del tren, por ejemplo.

Ciertos signos del graffiti indican que una patota acciona por la zona y delimita el espacio para que otros grupos se mantengan alejados. La ruptura de los límites suele significar el enfrentamiento.

Favorecen a la violencia el abuso de alcohol – hoy presente en todos los ámbitos de la sociedad al igual que las drogas- la exclusión social, la pérdida de los valores tradicionales de la familia y la indiferencia religiosa. Esto último hace que las personas empiecen a dudar en dónde está el bien. La duda hace que en apariencia se quebrante la ley moral y ya todo comience a parecer lo mismo.

Con respecto a la pérdida de los valores en la familia esto conlleva también la pérdida de la noción de respeto que se traduce después en la violencia escolar. La familia antes hacía un pacto de autoridad con la escuela. Desde hace un tiempo, como las relaciones familiares se volvieron efímeras, esta falta de responsabilidad se traslada al ámbito escolar dejando al joven confuso e inerme. Sólo encuentra seguridad entre sus pares quienes suelen estar tan confusos como él.



Tribus urbanas con historia


Si bien históricamente los adolescentes y jóvenes buscaron diferenciarse del mundo adulto a través de modos y modas esto se hace más visible –gracias a la difusión de los medios de comunicación- a partir de la década del ’50. Y los países del sur, como el nuestro, empezaron a adoptar y adaptar las modas, ideologías y gustos musicales provenientes de Europa y Estados Unidos. Cabe señalar que esto sucede principalmente en las zonas urbanas más populosas, el interior suele ser más tradicional.
Con el surgimiento del rock and roll y la figura legendaria de Elvis Presley se empiezan a gestar quienes hoy se conocen con el nombre de rockeros.

A partir de los ’60 hará eclosión un nuevo grupo, los hippies, inspirados en el amor libre y la paz. Son herederos de la generación beat con la que se fusionaron. Ellos protestarán contra todo tipo de violencia y se alimentarán de las consignas del Mayo francés (1968).

Como todo movimiento tiene su contrapartida también en los ’60 surgirán en Gran Bretaña los skinheads, un grupo violento y con adhesión al nazismo. En los 70 surge el punk y unos años después los góticos amantes de lo tétrico y macabro.


Estos grupos son emergentes de modos de pensar históricos, tal vez sin saberlo ellos mismos: por un lado hay un pensamiento débil y relativismo moral. En la mayoría hay un subjetivismo escéptico frente a cualquier pretensión de verdad porque al ser el hombre el árbitro de los valores la sociedad se ha vuelto más permisiva.
Por otro lado los skinheads son herederos del pensamiento racista y nacionalista que dio origen a los regímenes totalitarios anteriores a la Segunda Guerra.


Detrás del oscurantismo de los góticos y emos, de los deseos de libertad de los hippies o la violencia de punks y skinheds subyace un romanticismo propio de la condición humana que va reapareciendo en distintos momentos de la historia con diferentes nombres o formas.
Sin embargo es importante destacar que los diferentes grupos se identifican por sus consumos. Por eso en Argentina hay una serie de grupos que son sólo consumistas comerciales, sin ideologías que los sustenten: los floggers y los chetos. Éstos jóvenes buscan diferenciarse de la “juvenilización” que ofrece el mundo adulto en el que se busca hacer de la juventud algo eterno.



Muchas tribus urbanas se distinguen nada más que por lo estético por eso es probable que su existencia sea tan efímeras como la moda. La moda, por un lado busca diferenciar pero paradójicamente uniforma a los miembros que la siguen, causa la exclusión y cuando logra imponerse ya ha firmado su sentencia de muerte, porque cuando una moda se generaliza, deja de ser "moderna". Su signo es la innovación y lleva consigo la inestabilidad que transmite a los miembros de las tribus que, queriendo diferenciarse adoptan un modelo lleno de rigideces.

Las personas que privilegian la moda en sus vidas viven atadas al vértigo del cambio. Cuando son jóvenes en esa uniformidad buscan una pertenencia y un reconocimiento social que también les produce el temor de no ser aceptados. Hay detrás un deseo de diferenciarse del mundo adulto.

En esta época los jóvenes son más que nunca sujetos y objetos de la moda, todo parece hecho para ellos, desde los talles de la ropa hasta los bienes tecnológicos. El mundo juvenil está tan idealizado que los adultos no quieren "bajarse de él" y muchas veces desorientan al joven, porque mal que les pese a los grandes, al chico no le gusta que en las modas y modos el adulto los imite.


Bibliografía:

Fazio, Mariano SECULARIZACIÓN Y CRISTIANISMO, Buenos Aires, Universidad Austral 2008
Terminiello, Oscar TRIBUS URBANAS II, Buenos Aires, Bonum, 2002
Margulis y Urresti, MODA Y JUVENTUD (pdf)

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